Materia prima: un código para novelar la vida.
Por Jeannette Miller
Decir que Marcio Veloz Maggiolo es el más importante escritor vivo dominicano, resultaría un lugar común. Sus novelas, cuentos, ensayos y poemas traducidos a numerosos idiomas, han traspasado el ámbito nacional para establecerse en Europa y América, donde es considerado como uno de los mejores escritores del momento.
Igualmente, enumerar sus premios y distinciones sería agotador; entre los últimos: la dedicación a su persona de la IX Feria Internacional del Libro de Santo Domingo, 2006; su selección como finalista en España del Premio Lara a la mejor novela publicada en el 2004, y el premio José María Arguedas 2006, Casa de las Américas, ambos por su novela La mosca soldado. Y es precisamente como novelista que nos vamos a referir a él esta noche en que Alfaguara pone a circular una nueva edición de Materia prima, texto que saliera a la luz en 1988, y que hoy pone de nuevo a disposición del público este prestigioso sello editorial.
Para mí es imposible referirme a Marcio sin que una avalancha de recuerdos incidan en una imagen que asocio con la década del sesenta, con aquellos años calientes llenos de protestas y martirio, con su casa donde nos reuníamos a leer algunos domingos, después de la juidera de las manifestaciones sabatinas interrumpidas a bombazo limpio, y donde arrellanados en mecedoras serranas nos calmábamos, para, en medio de cortinas de muselina blanca, escuchar la voz bien entonada de Miguel Alfonseca, las ironías cortantes de René del Risco, la palabra sabia y conciliadora de Jacques Viaux, y por encima de todo, los conocimientos que siempre se nos iban delante, de Marcio y Ramón Francisco, padrinos, pero también hermanos, de una generación literaria que se unió por el rechazo al régimen de Trujillo y por las demandas a favor de los más necesitados.
Ese padrinazgo con la Generación del 60, se convirtió, a través de los años, en una permanente solidaridad con lo que hacíamos; y me refiero a una solidaridad conocedora y crítica, que en mi caso ha servido de acicate para mejorar y seguir adelante en un medio árido para el quehacer literario.
Marcio Veloz Maggiolo removió la tradición de la novela dominicana de la tierra y de carácter social representada por obras como La Mañosa de Juan Bosch, y Over de Marrero Aristi, desde que en 1967 publicara Los ángeles de hueso, texto donde la narración tomaba las modalidades de la reflexión, para manifestar a través de recursos experimentales esa angustia existencial producto de la derrota, que distinguió a los existencialistas y a muchos escritores nuestros que emergieron entre 1961 y 1978.
Ese tomo ya contenía en ciernes, los elementos que definirían la novelística de Marcio: preocupación existencial, referentes históricos, inclusión de lo sensual erótico como uno de los ejes vivenciales de mayor fuerza, y una estructura experimental abierta donde la reconstrucción de los recuerdos a traves de la música, -ya fuera bolero, bachata o merengue-, y del paisaje –ya fuera la ciudad, el mar, el barrio o el río-, junto a los años de infancia y juventud, se convertían en claves que metamorfoseaban la realidad en un mundo interno, particular, constituyendo un código que identificaría su ficción.
Sinembargo, la ficción en un novelista como él - historiador, antropólogo, arqueólogo, dramaturgo, ensayista, pintor…- sobrepasa los límites de verdad-mentira para erigirse en un registro de su medio, de su entorno, de las actitudes y respuestas humanas de su comunidad ante la existencia. De ahí que cada uno de sus libros resulte ser memoria de su vida, de su casa, de su barrio, de su ciudad, del país, y aún todavía más, una memoria del Caribe .
Los ángeles de hueso, Nosotros los suicidas, De Abril en Adelante, Biografía difusa de Sombra Castañeda, Materia Prima, Ritos de Cabaret, Uña y carne, El hombre del Acordeón y La mosca soldado, constituyen una cadena de escritos cada vez más brillantes, cada vez más conscientes, donde el trasiego, la frontera, la ciudad, el barrio, el autoritarismo, la promiscuidad, el amor, la traición y el infortunio tejen una maraña llena de cuestionamientos en que la brillantez del trópico, la sensualidad del paisaje, la música envolvente, y una solidaridad humana que rompe todos los moldes, actúan como contrapunto, enclavando los hechos y personajes en un universo creado por el autor,
En un ensayo que Doris Summer escribiera sobre De Abril en adelante, destacaba la ruptura que este texto plantea con la novela dominicana anterior: “ De abril en adelante indica la necesidad de reevaluar el proceso de escritura de la historia dominicana y de la escritura en general”. “La deconstrucción de formas dadas, las formas narrativas confusas y abigarradas, la yuxtaposición de períodos de tiempo, y especialmente, la autocrítica de los procesos narrativos, son componentes necesarios y llenos de sentido en la novela de Marcio Veloz Maggiolo”. Es por eso que no es gratuita la dedicación de Materia prima a la ensayista norteamericana, pues en esta novela, Veloz Maggiollo retoma de manera intencional y exacerbada, los recursos de la primera.
Materia prima es un novela que va descubriendo sus recursos y propuestas literarias, filosóficas y humanas, a lo largo de un diálogo con el lector, que Marcio logra a través de un excelente uso de la segunda persona y del vocativo. Materia Prima es el punto de partida para una ficción, que en manos del novelador siempre llegará a respuestas distintas.
También es una novela sobre la amistad, una amistad tan apretada, que desde sus inicios no se sabe con precision quién es el narrador; una amistad, que va más allá de todo nexo, de toda ignominia, de todo drama; una amistad que afinca a los personajes en plural a la vida, que los arranca de la soledad del yo.
Amigos del barrio de Villa Francisca se reencuentran después de una o dos décadas en que han definido sus vidas adultas. Uno de ellos, Persio, al borde de la muerte, pide al diplomático e intelectual Ariel, que termine la novela que él sabe va a dejar inconclusa, Dubitaivo al principio, Ariel se va envolviendo en el compromiso; en su afán de precisión y de encontrar la verdad, indaga con otros amigos de infancia y juventud las versiones que plantea Persio en su novela, y aunque todos parten de una misma materia prima -sus vivencias en el Barrio de Villa Francisca- cada una de las respuestas es distinta.
Las experiencias comunes, la oposición de valoraciones , el compromiso de las complicidades y el descubrir los secretos, sirven para que Veloz Maggiolo edifique los acontecimientos que narra al compás de un discurso paralelo de orden asociativo, que actúa como contrapunto de las acciones que suceden a la sombra de los últimos años de una dicatura aplastante sepultando las esperanzas de esos hombres y mujeres que ya de ninguna manera podrán ser felices
Para quienes busquen una trama o argumento, que no es el caso, éste gira mayormente, alrededor de Manolo, antitrujillista forzado a ser espía del régimen, producto dramático de un universo signado por el "azar y la violencia", antihéroe de quien se descubre al final que casi todo lo dicho sobre él es mentira, personaje forzado por un escritor -Persio- que proyecta sus preferencias y rechazos al delinearlo.
Pero el verdadero protagonista de Materia prima es el Barrio de Villa Francisca. Macondo- Comala de Marcio Veloz Maggiolo, un poeta que decició novelar sobre la belleza, imaginaria o no, de sus primeros años, reconstruyendo permanentemente una memoria que tiene tantas caras como la vida.
La historia abarca desde 1930 hasta 1980, y tiene como marco la fundación, crecimiento, esplendor y destrucción del barrio de Villa Francisca. Este acontecimiento envuelve las vidas de los hombres y mujeres que aparecen en la novela, seres casi fantasmales que llevan el fracaso como un selllo, aún hayan logrado lo propuesto. Como Ariel, diplomåtico de brillo que lucha contra la melancolía a base de alcohol y de drogas; Isolina, la celestina de cierto pudor y buenos sentimientos, que se va a Nueva York donde se hace rica leyendo barajas, pero vive carcomida por los deseos de venganza; Persio, el escritor revolucionario que está muriendo de cáncer en extrema pobreza y que no puede terminar su novela; Manolo, el opositor que se convirtió en confidente del régimen porque cayó en una trampa; Emilia, inteligente, bella, revolucionaria, que termina casada con un hombre a quien no ama; Papiro, personje inasible narrador desdibujado entre Persio y Ariel, a quien conocemos sólo por lo que escribe
Todos existen en un mundo oscuro que a veces se abre a espacios de claridad donde, gracias a la imaginación o a las convicciones de Marcio, los callejones barriales compiten con el trazado urbanístico de Roma, y las viandas y los guisos de la friturera de patio, con las mejores exquisiteces de la cocina occidental.
Así lo confirman las siguientes frases: Grecia y Villa se confunden. La vida en Villa es parte de la historia universal.
En nuestro barrio se fundó el clasicismo puto. El mabí es mejor que el champán y que el vino. Reinita, la más bella y traicionera del barrio, supera a Helena de Troya. Fellito, el zapatero y Nerón, emperador de Roma, se identifican como artistas seguidores de baco. Végere, mi omnipresente hombre primitivo, resto arqueológico del conchal del Timbeque y de las arenas del Tíber, se corporiza en Bufán, el paria, limosnero del barrio. Estos nexos estrechos entre Villa Francisca y Roma,
el Tíber y el Ozama, lo llevan hasta el paroxismo de afirmar que “Nerón fue el primer bachatero”.
Materia Prima se va desenvolviendo a través de una estructura sumatoria, donde en cada capítulo aparece un personaje o una versión nueva del personaje y su realidad, que enriquece y amplía las posibilidades del texto.
Su carácter epistolar -la mayoría de los capítulos son cartas entre amigos-, permite que el vocativo esté siempre latente, incluyendo al lector como parte de lo que acontece.
Narrada desde distintas posiciones y puntos de vista por un mismo personaje que se desdobla en nombres intercambiables reales o imaginarios, Persio-Papiro-Ariel se funden al final en uno solo.
Desde la fundación de la ciudad de Santo Domingo y las bellas nominaciones de los cronistas de indias. Desde los códigos grecolatinos hasta la ciudad medieval y prerrenacentista. Desde la poesía simbolista hasta el personaje omnipresente del dictador, Desde los primeros discos de Eduardo Brito, hasta el bolero, la bachata y los cueros de Villa, Marcio Veloz Maggiolo realiza un ejercicio enciclopédico, que en virtud de su manejo del lenguaje, puede ser leído con agilidad.
Dueño de un ritmo idiomático que garantiza el carácter literario de sus textos, Veloz Maggiolo equilibra lo descriptivo-narrattivo y se apoya en la poesía.
Citamos: "Los manatíes eran comunes en las zonas bajas. Vacas marinas, sirenas según Colon, su comida preferida, las lilas de agua y las talasias de hojas de color verde oscuro, bajaban convertidas en islotes, cuando las lluvias torrenciales despedazaban los remansos con las innundaciones, promoviendo una invasion de manchas vegetales que flotaban hacia el mar con levedad de algodón verde, con suavidad de espuma…”
Un discurso a veces lírica, a veces epopeya, donde personajes, frases y recuerdos van de la mano como espejismos de un tiempo-espacio circular, en que presente, pasado y futuro resultan producto de una ilusión diferenciadora, y se desenvuelven en un todo nebuloso, donde la permanente nostalgia por un pasado que cada vez más se desdibuja, es reinventado por el autor, en su extrema necesidad de dejar constancia, de tener una memoria.
Materia prima es también un registro de nuestros hábitos, costumbres y sus orígenes; de una memoria urbana, citadina, donde a partir del micromundo barrial, Veloz Maggiolo explica su visión del mundo, de la vida, de los seres humanos… y en un permanente colegir, iguala e identifica la existencia y los hechos aparentemente “pequeños” de un sector de Santo Domingo, con los grandes acontecimientos históricos, demostrando que las estructuras son las mismas, que el ser humano es el mismo, si lo juzgamos por sus actitudes y respuestas.. “Todo está contenido en todo” Dice Papiro-Persio-Ariel, confirmando esa especie de inconsciente colectivo que los une.
Al mismo tiempo que el Barrio, como era, va siendo destruido; los elementos que edificaban a Persio -el escritor- se desmoronan, en una ajustada alegoría, que incluye al autor.:
”Bajo con lentitud de enfermo grave las escalinatas mojadas y pienso que no es importante que sepamos la historia completa; pienso que la única historia posible es la historia fragmentada que dice realidades que son el producto de un momento único y a veces contradictorio… Podría decir que durante años he escrito diversos capítulos de realidades mínimas que nunca serán parte de una novela. Los llamaba materia prima o miseria prima…
Indiscutiblemente que Marcio Veloz Maggiolo es el gran cronista de la segunda mitad del siglo XX dominicano. Su amor a lo nuestro le ha permitido escribir una elegía sobre la dominicanidad donde su recorrido por una memoria fragmentada es capaz de sacarnos, de los charcos turbios, dimensionalizándonos, embelleciéndonos… y envueltos en la melancolia del recuerdo, ayudarnos a sobrevivir una realidad, que por lo dramática y permanente pareciera no tener salida.
Marcio Veloz Maggiolo repite innumerables veces que Materia prima es una proto novela, apuntes desiguales que podrían constituir algún día un texto definitivo. Para mí, Materia prima es una novela experimental hecha a conciencia y con manejo de los elementos que exige el novelar por lo que el autor tiene el permiso de destruirlos.
La nueva novela francesa, las estructuras babilónicas y abstractas de Borges, la imaginación y la magia popular de García Márquez, la reinvención del olimpo amerindio de Rulfo… múltiples serían los referentes para explicarnos una escritura que demuestra su vigencia, veinte años después, por lo que esta reedición amplía el espectro de su incidencia a través de una lectura actual, que de seguro confirmará a Marcio Veloz Maggiolo como precursor de nuestra potmodernidad literaria.
Porque a fin de cuentas, lo importante es que Materia Prima, “Una novela que se escribió a sí misma”, como afirmara Ramón Francisco, ha podido romper la aparente disgresión de tiempo y espacio; saltar los charcos de las referencias históricas y culteranas; y vencer la guadaña del tiempo, para erigirse hoy, ella misma, como parte de nuestras vidas
¿Qué más podría desear su autor?
Para finalizar quiero decir que marcio Veloz Maggiolo sabe muy bien que “no se puede echar el vino nuevo en odres viejos” De ahí el gran valor de sus riesgos textuales que buscando en la experimentación la forma acorde a los nuevos sentidos, pueden hoy regalarnos una novela viva y actual.
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Friday, July 6, 2007
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